Karina alinea la tropa y Catalán queda dibujado

Mientras Martín Menem recibe el respaldo explícito de la secretaria general de la Presidencia, su primo Lule arma una Cancillería del Interior paralela. El flamante ministro Lisandro Catalán quedó pintado y los gobernadores lo saben: la rosca real pasa por otro lado.

Política 12/09/2025
Captura

La hermana empodera al Clan Menem

 

El oficialismo perdió en la provincia de Buenos Aires y los ruidos internos se multiplicaron. Sin embargo, en el bloque de Diputados de La Libertad Avanza no voló ni una pluma. 

 

El motivo tiene nombre y apellido: Karina Milei, que con la misma frialdad con la que maneja la Casa Rosada blindó a Martín Menem, presidente de la Cámara, frente a los rumores de operación y a la tentación de algunos libertarios de bajarle el precio. La hermana presidencial no negocia afectos ni cargos: cuando sostiene a alguien, es hasta el final.

 

En paralelo, otra figura con apellido histórico también se fortaleció. Eduardo “Lule” Menem recibió durante dos horas al gobernador chaqueño Leandro Zdero en la Rosada y volvió a mostrar que el verdadero puente con las provincias no pasa por el Ministerio del Interior recién renovado, sino por su despacho. El ascenso de Lisandro Catalán a ministro fue apenas una puesta en escena: ni peso político, ni agenda propia. Tanto que algunos mandatarios provinciales confesaron no tenerlo ni agendado en el celular.

 

Karina puso en caja a los diputados y dejó en claro que el bloque no se toca. La jugada fue doble: darle volumen político a Martín, integrándolo en la mesa de poder del Presidente, y al mismo tiempo sostener la operatoria territorial de Lule. En la lógica de la secretaria general, mover una pieza es abrir la puerta para que vayan por ella. Y no está dispuesta a regalarle esa chance ni a Caputo ni a ningún halcón del círculo chico.

 

El mensaje fue directo: los Menem son intocables. Martín queda al frente del Congreso con su firma, y Lule mantiene la llave con los gobernadores. Catalán, el supuesto ministro del diálogo, quedó en un lugar decorativo. En el peronismo se reían: “Si lo querían esconder, lo lograron; nadie sabe para qué lo nombraron”.

 

El mapa interno se ordena con un equilibrio extraño: Milei padre político en la tele y las redes, Karina garante de la tropa, Martín blindado en Diputados y Lule con línea directa a las provincias. El problema es que ese esquema paraliza a los interlocutores formales, debilita a Francos y deja a Catalán convertido en un holograma ministerial.

 

En política no hay cargos vacíos: si alguien no ejerce, otro ocupa. Hoy, mientras Milei se dedica a pelear con la “casta” en X, Lule Menem arma una diplomacia subterránea con gobernadores que no quieren fotos pero sí compromisos. Y Karina se encarga de que nada se mueva en el Congreso sin su bendición.

 

La foto de octubre tendrá elecciones, pero la interna libertaria ya está resuelta: los Menem se quedan y el que no guste, que arme fila. La ironía es que mientras el Presidente promete dinamitar privilegios, los que mejor sobreviven son los de apellido con linaje. Y como suele pasar en la rosca criolla, la sangre no solo tira: también blinda.

 

 

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