El PRO resiste el acuerdo con Milei

Intendentes clave del PRO se bajan del frente con La Libertad Avanza y tensionan el cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. La interna macrista, la presión de Karina Milei y las fugas a nuevos espacios agravan la fractura del armado opositor.

Política 18/07/2025
nota ariba

Negociaciones cruzadas en el cierre bonaerense

 

En la víspera del ciere, el acuerdo entre el PRO y La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires tambalea. Lo que parecía un pacto operativo empieza a mostrar sus fisuras más profundas: intendentes con peso territorial se bajan, otros amenazan con hacerlo, y el malestar se expande desde la segunda sección electoral hacia el corazón del conurbano. Todo mientras la interna del macrismo estalla en silencio y Karina Milei avanza con una estrategia que muchos ven más como intervención que como coalición.

El caso de Pergamino encendió las alarmas. El intendente Javier Martínez, hombre de Jorge Macri y ligado a Daniel Angelici, abandonó el acuerdo y se plegó al armado de los Passaglia en “Hechos”, un nuevo sello que busca interpelar a electores desencantados tanto del PRO como de los libertarios. La maniobra no fue menor: abrió una puerta de escape para otros intendentes amarillos que no quieren quedar presos de un pacto que sienten ajeno y desigual.

El acuerdo original establecía un reparto del 25% de las candidaturas para el PRO, pero en muchos municipios —especialmente donde los intendentes gobiernan— los lugares ofrecidos no alcanzan ni para cubrir las mínimas necesidades de gobernabilidad local. Sin concejales propios, los jefes comunales quedan a la intemperie. Pablo Petrecca, de Junín, y María José Gentile, de 9 de Julio, ya advirtieron que evalúan alternativas.

El factor Karina y la fractura silenciosa

Mientras crece la tensión en Buenos Aires, la figura de Karina Milei opera como catalizadora del conflicto. Su control directo del cierre, su rigidez con el reparto de lugares y su mirada desconfiada sobre el PRO complicaron las tratativas. La hermana del Presidente no negocia: impone condiciones. Y eso, en un ecosistema como el bonaerense, se paga caro.

En paralelo, Mauricio Macri busca tender puentes con Javier Milei desde la Ciudad. El encumbramiento de Patricia Bullrich —enemiga íntima del expresidente— tensó aún más la cuerda. Macri intenta evitar que el acuerdo porteño termine de dinamitar lo poco que queda del equilibrio bonaerense. Pero los intendentes, sobre todo los que responden a su primo Jorge, no están dispuestos a quedar atrapados en una negociación ajena.

El riesgo de ruptura es real. En la tercera sección hubo avances, como en Lanús, donde se cerró un reparto más equitativo. Pero en distritos pesados como La Matanza, los libertarios quieren quedarse con casi todo, lo que llevó al límite la paciencia de figuras como Alejandro Finocchiaro. El “efecto Pergamino” puede contagiar rápido en un clima donde nadie confía plenamente en nadie.

El reordenamiento 

La crisis del acuerdo deja a la vista un fenómeno más profundo: el PRO ya no es un partido cohesionado. La derrota electoral en la Ciudad, la falta de liderazgo claro y la convivencia forzada con los libertarios generan un cóctel que se refleja en cada distrito. Algunos intendentes ya se corren hacia espacios como “Somos Buenos Aires”, que nuclea a dirigentes como Julio Zamora junto a sectores del radicalismo. Otros, directamente, prueban suerte con nuevas marcas sin estructura nacional, pero con fuerte anclaje local.

El malestar también es programático. Para muchos intendentes del PRO, ser furgón de cola de un proyecto que desprecia a los partidos tradicionales y avanza con motosierra ideológica no solo es incómodo: es inviable. Gobernar municipios exige otra lógica, otra disciplina, otro pragmatismo. Y ese desencuentro de fondo ahora se expresa en renuncias, negociaciones paralelas y fugas silenciosas.

Lo que parecía una integración estratégica entre el viejo macrismo territorial y el nuevo mileísmo disruptivo hoy muestra su límite. Sin un liderazgo que ordene ni un proyecto común que contenga, la coalición termina siendo una suma de sospechas, heridos y listas que se arman más por supervivencia que por convicción.

El cierre de listas en la provincia de Buenos Aires expone, sin anestesia, la fractura estructural de los partidos. El PRO se desangra entre la lealtad a sus intendentes y la seducción de la Casa Rosada. La Libertad Avanza no construye alianzas: impone condiciones. Y en el medio, los armados territoriales se tensan hasta el límite. El “efecto Pergamino” ya no es una excepción: es el síntoma de un reordenamiento más profundo, que recién empieza. En la batalla por las listas, lo que está en juego no es solo un lugar en la boleta. Es quién manda y para qué. Y ahí, el silencio de Macri dice más que todos los comunicados.

 

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